La reciente escalada del conflicto en Medio Oriente ha aumentado significativamente las posibilidades de que Estados Unidos y otras potencias mundiales entren a la guerra. Aunque Donald Trump no ha dejado muy claro cuál será la participación de su país en el conflicto, ha confirmado en varias ocasiones que su administración no dejará solo a Netanyahu.
Estados Unidos tiene dos maneras de intervenir en la guerra, la primera de ellas es a través del envío de armamento y recursos militares a Israel, cosa que ha venido haciendo. La segunda es militarmente, es decir, a través del desarrollo de operaciones que requieran la participación de soldados en territorio enemigo.
La intervención militar de EEUU sería una declaración de guerra directa no solo a Irán, sino a sus aliados en la región. Por lo mismo Donald Trump lo ha manejado con cuidado, pues, aunque su país es uno de los que tienen el mejor arsenal militar del mundo, no es de ninguna manera infalible.
Hijos de migrantes al campo de batalla
Estados Unidos es uno de los países con mayor capacidad militar del mundo. Sumando a todos las personas que se encuentran en servicio en los distintos cuerpos militares (ejército, marina, fuerzas especiales) nuestro vecino del norte cuenta con más de 1.3 millones de activos. Aunado a lo anterior las fuerzas armadas estadounidenses reciben un presupuesto de 880 mil millones de dólares, el más alto del planeta, lo que representa el 39% de todo el gasto militar del mundo.
De los 1.3 millones de ciudadanos estadounidenses, casi 250 mil de ellos son de origen latino, en su mayoría mexicano. Estamos hablando del 19% del total de activos. Poniéndolo en perspectiva, uno de cada cinco soldados del ejército de Estados Unidos es hijo de migrantes.
Si EEUU interviene militarmente en Medio Oriente, miles de hijos de migrantes de segunda o hasta tercera generación, irían a la guerra por un país que ayudó a sus padres a salir adelante, pero por un gobierno que ahora los desprecia e intenta, por todos los medios, expulsarlos de su territorio.
Recientemente la administración de Donald Trump ha llevado a la práctica una de las políticas antimigrantes más violentas de la historia. Las redadas masivas de la policía de ICE y el uso de la violencia contra ciudadanos que se posicionan en contra de ellas han sido sello característico de la segunda parte de esta administración.
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