El ataque a Irán
El reciente ataque ordenado por el presidente Donald Trump contra instalaciones nucleares en Irán, sin autorización alguna del Congreso, marca una crisis constitucional que va en aumento.
Trump instruyó bombardeos con armas de alta precisión en las bases nucleares de Natanz, Fordow y Esfahan. Al hacer esto está usurpando una facultad únicamente reservada al Congreso.
El bombardeo fue respaldado por varios congresistas, la mayoría del partido de Trump, pero también de la oposición. De igual manera, otros han denunciado la intervención militar en Irán como inconstitucional y peligrosa.
La Constitución en juego
El proceso constitucional para declarar la guerra es claro. Solo el Congreso —no el presidente ni el Senado por separado— puede autorizar una declaración de guerra formal. El Artículo I, Sección 8 de la Constitución de EE.UU. señala: “The Congress shall have Power To declare War…“
Por su parte, la War Powers Resolution de 1973 refuerza que el ejecutivo necesita aprobación legislativa y debe notificar al Congreso en 48 horas y retirarse si no hay permiso en 60 días.
Previamente a los ataques un grupo bipartidista liderado por el republicano Thomas Massie (R-KY) y el demócrata Ro Khanna (D-CA) presentó una resolución para prohibir cualquier hostilidad contra Irán sin autorización del Congreso.
Aunque la iniciativa fue debatida, no logró avanzar debido a bloqueos internos. Lo que es un hecho, es que el autoritarismo de Donal Trump halló ha orillado a violar la división de poderes y su país se encuentra en una crisis constitucional.
Varios congresistas han denunciado la acción como un acto claramente inconstitucional. Senadores como Tim Kaine Chuck Schumer y Christopher Van Hollen expresaron su preocupación, instando a activar la War Powers Act. Esta es una legislación que limita la capacidad del Ejecutivo para emprender acciones militares sin aprobación del Congreso.
Reacciones del Congreso
Entre quienes expresaron su apoyo se encuentran personajes reconocidos al interior del Partido Republicano. El senador Lindsey Graham calificó la operación como “la decisión correcta”, mientras que su compañero Tom Cotton afirmó que Trump “hizo lo correcto”. Otros republicanos como Mitch McConnell, John Thune y Ted Cruz consideraron que el bombardeo era necesario para detener el programa nuclear de Irán.
En la Cámara Baja, legisladores como Dan Crenshaw y el presidente de la Cámara, Mike Johnson, también aplaudieron la intervención. Incluso algunos demócratas como el senador John Fetterman y los representantes Ritchie Torres, Tom Suozzi, Don Davis y Greg Landsman se sumaron al respaldo. Alegaron que la amenaza nuclear iraní debía ser contenida.
Las críticas no se hicieron esperar. Desde el ala progresista y libertaria del Partido Republicano también surgieron voces disidentes. Thomas Massie y Marjorie Taylor Greene expresaron su desacuerdo. Cuestionaron la legalidad de la intervención y sosteniendo que Estados Unidos no debe involucrarse en conflictos ajenos sin debate legislativo.
“The Constitution does not permit the executive branch to unilaterally commit an act of war … Congress has the sole power to declare war against Iran”
– Thomas Massie
Senadores como Rand Paul, Mike Lee y Susan Collins también han expresado su preocupación por la erosión del poder legislativo frente al Ejecutivo.
Congresistas demócratas como Hakeem Jeffries, Alexandria Ocasio‑Cortez y Jim Himes denunciaron que Trump actuó sin la debida autorización del Congreso, violando la Constitución y arriesgando una guerra de gran escala. Ocasio‑Cortez incluso sugirió que esta acción constituye una causa legítima de juicio político.
¿Camino al juicio político?
Al actuar sin respaldo legislativo, Trump consolida un poder judicialmente cuestionable. Cimentando así una tendencia que erosiona la separación de poderes y convierte a Estados Unidos en una nación definida por decisiones unilaterales.
Esto no solo viola la Constitución, sino que puede desatar una respuesta en cadena en Medio Oriente, poniendo en riesgo a EE.UU. y a la humanidad.
El proceso de impeachment se inicia en la Cámara de Representantes, que tiene el poder exclusivo de iniciarlos según el (Artículo I, Sección 2) de la Constitución de EU.
Para llevarse a cabo son necesarios al menos 218 a favor de los 435 escaños de la cámara de representantes. Las causas de juicio político en Estados Unidos están definidas en el Artículo II, Sección 4 de la Constitución y son las siguientes: traición, soborno y otros delitos graves y faltas (“high crimes and misdemeanors”).
Actualmente los demócratas cuentan con 212 escaños y la posición en contra de los ataques iniciados por Trump de algunos congresistas republicanos podrían derivar en una votación a favor de juicio político en la cámara de representantes.
En el Senado, con 100 escaños (53R–45D y 2 independientes aliados a demócratas), se tendrían que lograr al menos 67 votos para adjudicar responsabilidades a Donald Trump.
Los dos juicios anteriores
Justamente es en el senado donde los dos intentos de juicio político a Donald Trump no han avanzado, dada la falta de votos para continuar con el proceso.
En el primer intento de impeachment (diciembre 2019–febrero 2020) Trump fue acusado por abuso de poder y obstrucción del Congreso, relacionados con presión a Ucrania. La Cámara aprobó ambos artículos, pero fue absuelto en el Senado.
Su segundo intentó de juicio político (enero–febrero 2021). Fue acusado por incitación a la insurrección tras el ataque al Capitolio. Aunque fue aprobado por mayoría simple en la Cámara, también resultó absuelto en el Senado.
Crisis política e institucional
Mientras el mundo está a la expectativa de lo sucesivo en torno a los ataques que Estado Unidos infringió a Irán, las reacciones internas por parte de personajes públicos de Estados Unidos así como las de mandatarios a nivel internacional han desatado una ola de posturas en contra de las medidas unilaterales y autoritarias del presidente de los Estados Unidos.
De llevarse a cabo el juicio político, se estaría poniendo un control político a las acciones desmedidas y desenfrenadas con las que Donal Trump busca emprender su programa político “MAGA”.
La crisis constitucional y de poderes en los Estados Unidos continúa en aumento, y las respuestas parecen indicar fracturas internas tanto en el partido demócrata como en el republicano.
La crisis constitucional no es un término exagerado: estamos ante un precedente donde el jefe del Estado actúa por encima del Congreso, sin controles efectivos. Si no se restablece el equilibrio, las futuras administraciones podrían usar la justificación de “seguridad nacional” para saltarse al Legislativo permanentemente.
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