Tras las protestas realizadas el viernes en la colonia Condesa contra la gentrificación y el encarecimiento de la vivienda en la Ciudad de México, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, fijó su postura este sábado en torno al fenómeno y sus implicaciones sociales.
La jefa de Gobierno sostuvo que la gentrificación es una problemática estructural que se atiende de manera prioritaria, con regulación y un enfoque integral. “No estamos de acuerdo con la gentrificación ni con las consecuencias que esta provoca. Es un tema prioritario que se atiende a fondo, y para ello se impulsan mecanismos normativos para evitarlo a toda costa”, dijo.
En un mensaje dirigido a la ciudadanía, enfatizó que en la Ciudad de las Libertades la protesta siempre será respaldada. Reiteró que su gobierno respeta la movilización social como un derecho fundamental. Sin embargo, subrayó algo muy importante: no se debe caer en expresiones que deriven en xenofobia o violencia hacia personas extranjeras, o hacia cualquier otra persona, finalizó.
Esto abre el debate a cuestionarnos cuando replicamos discursos de odio y cometemos el mismo error que criticamos. Si bien es legítimo señalar los efectos de las dinámicas coloniales que acompañan procesos como la gentrificación, debe evitarse una narrativa que estigmatice a individuos por su nacionalidad. En contextos de desigualdad, estas narrativas pueden conducir a identificar como culpables a quienes no tienen una responsabilidad estructural.
Es legítimo señalar las dinamicas que encarecen y excluyen. Pero si la denuncia se hace desde el enojo desbordado o sin una lectura estructural, el riesgo es claro: se pueden invertir los papeles y caer en la misma lógica de exclusión que se busca combatir. Frente a una injusticia compleja, se busca un culpable cercano y visible, aunque no sea el verdadero responsable. En este caso, el peligro es centrar la crítica en “los extranjeros” sin cuestionar el modelo económico que lo permite, las políticas urbanas que lo promueven o los intereses inmobiliarios que lo capitalizan.
La larga historia que tenemos con nuestros vecinos ha sido de diversas formas, pero recordemos que en la actualidad, frente a las redadas violentas del ICE donde paisanos se vieron afectados, el pueblo estadounidense salió en defensa. Tal vez nos hubiese gustado que lo hicieran desde hace 20, 15 o 30 años. Pero hay avances, reconocimiento y un pueblo que se hermana.
No podemos en este momento permitirnos, por ningún motivo, caer en violencia ni repetir los errores del imperio, pues sabemos cuál es el final. Tenemos que, con cabeza fría, reflexionar en qué posición se encuentra México ahora y qué decisiones tomará: si repetir el ciclo histórico y después caer, o reconocer y, desde el entendimiento y la comprensión, pero con firmeza y soberanía, fijar nuestras posturas. Pero nunca, nunca será igual. Nunca replicaremos. Nunca trataremos a una persona, a un pueblo —sea cual sea— como han tratado a nuestros connacionales migrantes. ¡NUNCA!
La defensa del territorio no puede confundirse con discursos de odio.
No se trata de suavizar las denuncias ni de resignarse al despojo. Se trata de sostener una lucha firme, lúcida y con horizonte, con organización y soberanía. Pero nunca, con odio.
También te recomendamos:
Televisa también usa la Corte para no pagar impuestos
Bad Bunny lanza “NUEVAYoL” este 4 de julio: ¿mensaje radical o gesto calculado?
.
¡Consulta nuestras redes sociales!