El G7 transcurre en Kananaskis, Alberta, Canadá, un sitio de montañas rocosas, ambiente que se acopla perfectamente a las tensiones internacionales, las cuales han escalado con el conflicto bélico entre Irán e Israel. Sin dejar de lado, la guerra comercial trumpista.
La presidenta Claudia Sheinbaum acude al G7 con una aprobación del 70.4%, en medio de naciones que enfrentan crisis económicas y políticas. Durante las últimas décadas el G7 ha marcado agenda internacional. El grupo de los 7 países (Canadá, Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia) siempre ha tenido una conformación cerrada y ha funcionado como un instrumento de poder occidental que busca mantener su hegemonía global.
Este grupo representa entre el 45% y el 46% del PIB mundial en términos nominales. Sin embargo, en tiempos recientes el G20 ha ido escalando en relevancia en materia económica, además de ser un foro plural que incluye al “sur global”.
Según las proyecciones del FMI, los países del BRICS representarán el 33,6% de la producción mundial en 2028, en comparación con el 27% del G7. No obstante, el Grupo de los 7 continúa teniendo un gran peso en lo político y estratégico.
Además de la relevancia del G7, para México es clave acudir a dicha cumbre debido a las reuniones bilaterales y demás encuentros a realizarse para conseguir acuerdos. Por ejemplo, antes de acudir al G7 Claudia Sheinbaum se reunió con el Consejo Empresarial de Canadá. Lo cual apunta a que hay negociaciones entre ambos países en respuesta a las medidas arancelarias de Donald Trump.
El ejemplo mexicano
No puede pasar por alto, que las naciones que integran el G7 atraviesan por una tendencia hacia una crisis de gobernabilidad. En ese sentido, México acude como el contrapunto, es decir, un país con estabilidad política y económica. ¿Qué certeza hay para afirmar esto?
Entre los países que conforman el G7 se encuentra el país más endeudado del mundo. La deuda total de Japón asciende a más del 200% respecto a su PIB anual. Los demás países no se quedan atrás, a excepción de Alemania cuya deuda es del 62%. Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia y Reino Unido sobrepasan el 100% de su deuda respecto a lo que producen en un año.
Francia vive un extremo ascenso de la ultraderecha. Alemania es gobernada por el Partido conservador, mientras que el partido nazi es la segunda fuerza política. En Italia el partido de extrema derecha con raíces en la tradición posfascista italiana es actualmente la fuerza política más importante.
En cuanto a Canadá, no podemos olvidar la abrupta renuncia del exministro Justin Trudeau debido a presiones internas y crisis política, incluyendo la renuncia de aliados clave como la viceprimera ministra Chrystia Freeland. Inglaterra es igualmente un país con tensiones políticas. El auge de la ultraderecha se refleja principalmente en el crecimiento del partido Reform UK y su discurso profundamente antimigratorio.
El integrante asiático, Japón, enfrenta presiones inflacionarias, con una deuda impagable y una crisis demográfica. Y ni hablar de Estados Unidos, que ya enfrenta protestas y el uso indiscriminado de la violencia para incluso terminar con opositores políticos.
Todo esto sin mencionar que el promedio de la aprobación de los dirigentes se encuentra en 33% en comparación al de Claudia Sheinbaum que alcanza un 70%.
Así pues, mientras las democracias de las principales economías están en decadencia, México acude al concierto de las naciones con una economía fuerte y la construcción de un proyecto de bienestar social.
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